Hay momentos en la vida escolar que quedan grabados en el corazón. El pasado lunes, vivimos uno de esos instantes que nos hablan del paso del tiempo, del crecimiento compartido, del amor sembrado en cada aula, en cada recreo, en cada palabra alentadora: celebramos la graduación de nuestro alumnado de 6.º de Primaria.
El colegio Jesús Nazareno se llenó de emoción y esperanza. Comenzamos con una Eucaristía llena de símbolos, de oración sencilla, profunda y verdadera. Pusimos en manos de Dios el camino recorrido, y también el que comienza. Agradecimos cada mirada, cada esfuerzo, cada amistad tejida a lo largo de estos años. El Señor, que ha caminado a nuestro lado en cada lección y en cada caída, fue el centro de nuestra celebración.
Nos acompañaron familias, profesorado y comunidad educativa. Como comunidad creyente, nos unimos en torno al altar para dar gracias y encomendar el futuro de estos niños y niñas que hoy dejan la etapa de Primaria siendo más sabios, más fuertes, más libres… y más cercanos a Cristo.
Después, tuvo lugar el acto académico, lleno de palabras sinceras, recuerdos emocionados y muchos aplausos. No faltaron los vídeos, los discursos, ni las lágrimas. Pero sobre todo, hubo una presencia constante: el cariño.
A lo largo de este camino, nuestros alumnos y alumnas han crecido no solo en conocimientos, sino en valores. Han aprendido a mirar al otro con misericordia, a tender la mano, a decir la verdad, a perdonar. Han descubierto que el verdadero éxito no está solo en las notas, sino en ser buena persona, en vivir desde el Evangelio.
Hoy miramos hacia atrás y vemos una etapa llena de luz. Y al mirar hacia adelante, sabemos que no van solos. Van con Jesús, Buen Pastor, y con el testimonio valiente de los Santos Mártires de Córdoba, que nos enseñan que la fe vivida con alegría es capaz de transformar el mundo. Que como ellos, nuestros alumnos sepan ser luz en medio del mundo, sin miedo, con firmeza y ternura.
A todos vosotros, queridos graduados, os decimos:
Gracias por haber sido parte de la historia de este colegio.
Gracias por dejar vuestra huella.
Seguid caminando con la mirada en lo alto y el corazón bien dispuesto.
¡Dios va con vosotros!