En este nuevo curso escolar, el colegio Jesús Nazareno abre sus puertas con un lema que nos inspira a vivir con profundidad y propósito: «El corazón en el cielo y los pies en la tierra». Una frase que, lejos de ser solo palabras, nos invita a encontrar el equilibrio entre nuestra vida diaria y la aspiración a algo más grande: la santidad.
El mes de noviembre, dedicado a los Santos Mártires de Córdoba, nos ofrece una excelente oportunidad para reflexionar sobre este lema. Ellos, los mártires, nos muestran con su ejemplo que vivir con el corazón puesto en el cielo es posible, aun estando inmersos en la realidad de nuestra vida cotidiana. Su fe inquebrantable y su testimonio de amor a Dios y al prójimo son un recordatorio de que la santidad no es algo reservado para unos pocos, sino una llamada para todos nosotros.
Santidad en lo cotidiano
El Papa Francisco habla de los “santos de la puerta de al lado”, aquellos hombres y mujeres que, sin hacer ruido, transforman el mundo con gestos sencillos de bondad, paciencia y entrega. En nuestra comunidad educativa, podemos encontrar esos pequeños grandes ejemplos de santidad. Desde el profesor que con cariño acompaña el aprendizaje de sus alumnos, hasta el estudiante que con esfuerzo supera sus dificultades, o las familias que, con fe y amor, sostienen el crecimiento de sus hijos.
Aspirar a la santidad no significa vivir apartados de la realidad, sino tener los «pies en la tierra» y, a la vez, mantener el «corazón en el cielo». En cada clase, en cada recreo, en cada actividad pastoral, tenemos la oportunidad de caminar juntos hacia ese ideal, apoyándonos unos a otros y recordando que la santidad es, ante todo, un camino de amor.
Los Mártires: Testigos del amor de Dios
Este curso, conmemoramos a los Santos Mártires de Córdoba, ejemplos extraordinarios de fe que no dudaron en dar su vida por amor a Dios. Ellos nos inspiran a vivir con valentía nuestra fe, a ser coherentes con nuestros valores y a buscar siempre el bien común.
El testimonio de los mártires no es una historia lejana, sino un llamado actual a vivir nuestra fe con pasión y entrega. Nos invitan a no tener miedo a ser «distintos» en un mundo que a veces olvida la importancia de lo espiritual, y a mantener nuestros corazones orientados hacia el cielo, donde reside el sentido más profundo de nuestras vidas.
En el colegio Jesús Nazareno, nos comprometemos a formar no solo mentes, sino corazones capaces de amar, servir y transformar el mundo desde la sencillez de la vida cotidiana.