El mes de mayo siempre nos envuelve con un aire especial. Las flores, la luz renovada y la alegría que brota en cada rincón del colegio nos recuerdan que este es el mes de María, nuestra Madre del Cielo, la más hermosa de todas las flores del jardín de Dios. Y hoy, 13 de mayo, la Iglesia celebra con especial amor a la Virgen de Fátima, que se apareció con ternura y esperanza a tres pequeños pastores en Cova da Iría.
En este día tan señalado, toda la comunidad educativa del Colegio Jesús Nazareno se une en un mismo sentir: dar gracias por el «sí» generoso de María, por su corazón inmaculado que nos abraza, nos protege y nos guía. Su presencia maternal es faro y refugio, ejemplo de fe profunda, de humildad valiente y de entrega total al Amor. Ella, sin comprender del todo, confió. Y en su confianza, nació la esperanza para el mundo entero.
Queremos acoger en este mes de mayo la invitación que María nos hace: ser también nosotros portadores de paz, servidores alegres, almas disponibles que respondan como ella con un “hágase” confiado a los planes del Señor.
Nuestro colegio, que nace del testimonio luminoso de los Mártires, encuentra en María una guía segura. Como ellos, queremos vivir con el corazón abierto, con entrega fiel, con el amor por bandera. Porque María no es solo un modelo: es camino, es madre y es maestra.
Nos encomendamos a su Inmaculado Corazón, seguros de que su amor triunfará, como nos anunció en Fátima. Que cada mirada a su imagen, cada flor ofrecida, cada oración rezada en estos días, nos acerque más al corazón de Jesús y a los valores que inspiran nuestra misión educativa: el amor, la sencillez, la alegría y la entrega.
Gracias, María, por cuidarnos con ternura infinita. Gracias por enseñarnos a decir “sí”. Gracias por ser madre de todos y de cada uno.
¡Que viva María!
¡Que viva su Inmaculado Corazón!