¡Feliz Año Nuevo! Qué alegría volver a ver el cole lleno de vida: risas en los pasillos, cuadernos nuevos y un montón de propósitos para este 2025. Después de un tiempo tan especial como el Adviento y la Navidad, donde hemos celebrado el nacimiento de Jesús, empezamos este año con un mensaje claro: “Año nuevo, lucha nueva”.
¿Y qué significa eso de “lucha nueva”? Pues significa que este año tenemos la oportunidad de dar lo mejor de nosotros mismos, como auténticos campeones de Dios. Eso fue lo que hicieron los mártires: ellos no se rindieron, no se asustaron y, con muchísimo amor, entregaron todo a Dios. ¡Y eso también lo podemos hacer nosotros! No hace falta que hagamos cosas extraordinarias; basta con que pongamos a Dios en lo que hacemos cada día.
Héroes de lo pequeño
Imaginemos por un momento que estamos en un equipo de superhéroes. Cada tarea que hacemos bien es una “misión cumplida”: recoger nuestra habitación, ayudar a un compañero con los deberes, esforzarnos en ese ejercicio de matemáticas que se nos resiste… Todo cuenta. Y cuando esas pequeñas cosas las hacemos con amor, con esfuerzo y con la intención de ofrecérselas a Dios, ¡nos convertimos en héroes de lo pequeño!
San José María decía algo importante: “Dios no permite chapuzas”. Así que no vale decir “bah, esto lo hago rápido y ya está”. ¡No! Vamos a hacerlo bien, aunque nos cueste, porque sabemos que eso es lo que agrada a Dios.
La oración: nuestra recarga de energía
Pero, como cualquier superhéroe, necesitamos recargar energía. ¿Y dónde la conseguimos? En la oración. Es nuestro momento especial con Dios, un ratito para contarle cómo nos sentimos, pedirle ayuda y darle las gracias. También es el momento de hablar con la Virgen María, nuestra gran compañera de equipo, que siempre está ahí para echarnos una mano.
Cuando algo nos cueste, podemos decir: “María, ayúdame a hacerlo bien por amor a Jesús”. Y te aseguro que, aunque no lo veas, te está sonriendo y diciéndote: “¡Vamos, tú puedes!”
Un cole lleno de vida y fe
Nuestro cole no es solo un lugar para aprender asignaturas, sino para crecer como personas y como hijos de Dios. Este año, hagamos que sea un lugar donde todos nos sintamos acogidos, donde nos ayudemos unos a otros y donde cada rincón respire fe y alegría.
No hace falta que seamos perfectos, pero sí que luchemos cada día por ser mejores: con nuestro trabajo, con nuestra amistad y con nuestro amor a Dios. Recordemos siempre que, como los mártires, estamos llamados a vivir nuestra fe con alegría y valentía.
¿Listos para la aventura?
Así que aquí estamos, listos para este nuevo año. Con nuestros lápices afilados, nuestras mochilas cargadas y, sobre todo, con el corazón lleno de ganas de darlo todo. Que cada día sea una pequeña ofrenda a Dios, y que Él y la Virgen María nos guíen en cada paso.
Porque este año, la lucha es nuestra y el amor de Dios es nuestra fuerza. ¡Vamos equipo, a por todas!
