Despedimos Octubre con el dulce eco del Santo Rosario y el fervor de las Misiones. Ha sido un mes en el que hemos caminado de la mano de María, nuestra Madre Nazarena, aprendiendo de ella a rezar sin descanso y a vivir sirviendo, porque la fe que no se comparte, se apaga.
Ahora, la Iglesia nos invita a adentrarnos en Noviembre, el mes donde recordamos a nuestros Patronos, Mártires y Ejemplos de Fe. Ellos no son figuras lejanas en un cuadro; son la prueba viva de que la santidad es el destino para el que fuimos creados.
Todo comienza en lo pequeño, en el sí de cada día. Nuestro gran propósito para este tiempo es claro: aprender de María a ser santos. Ella fue la mujer sencilla que, con total fidelidad y amor, nos enseñó que la única misión importante es llevar a Jesús al mundo.
Miremos a nuestros mártires y patronos, y pidámosles su valentía. Pero miremos sobre todo a la Virgen, y digámosle: «Madre, enséñanos a vivir como tú, para que nuestro camino también sea un camino de santidad.»
Que Jesús Nazareno nos guíe y María nos proteja en este hermoso reto de ser santos en nuestra vida diaria.







