El pasado jueves vivimos una mañana preciosa en el Área Recreativa de Los Villares, en plena naturaleza y con el corazón lleno de alegría. Celebramos juntos nuestra Convivencia de Pascua, un día muy esperado por todos en el que compartimos fe, juegos, talleres, sonrisas y muchísima ilusión.
Aunque el Día del Apagón fue el lunes, no pudimos evitar recordarlo y relacionarlo con el verdadero sentido de la Pascua: Jesús es la luz que nunca se apaga, la que alumbra nuestros caminos, incluso en los momentos de oscuridad. Con Él, todo cobra sentido, y esa fue precisamente la experiencia de este día: un momento de luz, de comunidad y de vida compartida.
Durante la mañana, nuestros niños y niñas participaron en talleres muy especiales sobre la Pascua. Manualidades, dinámicas, reflexiones y actividades creativas que les ayudaron a entender y vivir el mensaje de la Resurrección de una forma cercana, divertida y significativa. Sus caras lo decían todo: emoción, entusiasmo y muchas ganas de aprender y disfrutar.
Después, nos reunimos en torno al altar para celebrar la Eucaristía, esta vez acompañados por muchas familias que se unieron a nosotros en este momento tan importante. Fue una misa sencilla, alegre, llena de canciones, mensajes esperanzadores y esa complicidad que solo se da cuando la comunidad se siente familia.
Y como no podía ser de otra manera, terminamos compartiendo un rato de convivencia. Comida casera, conversación cercana, juegos espontáneos y ese ambiente que tanto nos gusta: el de estar juntos, celebrando la vida, la fe y el regalo de poder educar y crecer en comunidad.
Gracias a todos los que lo hicisteis posible. Gracias por hacer de esta convivencia un recuerdo inolvidable.
Jesús ha resucitado… y su luz sigue brillando entre nosotros. ¡Feliz Pascua de Resurrección!